Gino Conti

Soy músico, director de orquesta y ex concertista de flauta, mi nombre es Marzio Conti.

Mi padre, Gino Conti, me ha dejado en herencia, además de su amplia colección de pinturas, algo para mí fundamental: el amor por la Belleza.

En los años sesenta mi padre me enseñaba la Belleza, cada día, en su querida Florencia, paseando por las colinas toscanas; yo me sentaba en el asiento posterior de su Vespa y él me contaba anécdotas de su vida en la época del Fascismo, durante la Segunda Guerra Mundial, en la Liberación de Florencia, anécdotas relacionadas con una casa de campo, unos cipreses, una vista de Florencia…

Mi padre era autodidacta, en el sentido más puro del término.

Si algún día tuvierais la oportunidad de ver una de sus últimas pinturas, de una perfección casi fotográfica, os resultaría difícil pensar que un ex obrero de las “Officine Galileo” pudo alcanzar semejante “arte”, sirviéndose sólo de su sentido común, de su sensibilidad y de sus dotes artísticas.